El filólogo y economista austriaco Christian Felber, vino a la Academia Colombiana de Ciencias Económicas (ACCE) a hablar sobre la ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN. Él ya había escrito un libro sobre este tema en 2012.
En la conferencia, Felber retomó que “la economía del bien común se sustenta en tres núcleos:
- Quiere resolver la contradicción de valores entre economía y sociedad, incentivando y premiando en economía los mismos comportamientos y valores que tienen éxito en las relaciones humanas: honestidad, empatía, confianza, estima, cooperación, solidaridad, voluntad de compartir.
- El espíritu, los valores y los objetivos de nuestras constituciones deben implantarse en economía de forma consecuente. El sistema económico real actual vulnera el espíritu de las constituciones.
- El éxito económico deja de ser un indicador de valores de cambio para convertirse en un indicador de utilidad social. No medirnos conforme al medio, sino conforme al fin. No conforme al dinero, sino conforme al bien común.”
Lo que más me ha gustado de esta nueva propuesta (con menos de 7 años de antigüedad) es que las empresas ya lo están implementando, ya hay cerca de 1000 empresas que están realizando voluntariamente el Balance del Bien Común que involucra, por supuesto la rentabilidad financiera, pero también si la empresa crea o destruye empleo, si la calidad de los puestos de trabajo aumenta o disminuye, si los beneficios se reparten de manera justa, si se trata y remunera igual a las mujeres y a los hombres, si la empresa cuida o explota el medio ambiente, si se trata bien a los clientes, si se comporta solidariamente con otras empresas…
Aquí las iniciativas de Muhammad Yunus con las empresas sociales, las de Pedro Tarak con las empresas B, las de Chiara Lubich con las empresas del Movimiento Focolar encontrarían su verdadero hábitat. Un ecosistema económico en donde se busque el bien común: resolver una necesidad que afecta a todos y donde las utilidades generadas se reparten también de una manera más equitativa. Cada vez hay más personas que se dan cuenta que un sistema económico en donde “8 hombres tienen la misma riqueza que las 3.600.000.000 personas más pobres” no puede seguir así, porque es inestable e insostenible.
Esta es una iniciativa que está tomando cada vez mayor fuerza, ahora hace falta profundizar, debatir (la cuestión de la medición de estos nuevos indicadores) y difundir este nuevo sistema económico. Felber clarifica que “la economía del bien común no quiere decir que sea el único modelo imaginable para el futuro”. Lo más deseable es que los componentes más correctos de las diferentes alternativas lleguen a un consenso conjunto.
Como dijimos hace varios meses: ¡SÍ HAY ALTERNATIVA!